Por Elías Cuellar
En un pueblo
aislado había una mansión en la montaña a la que nadie se atrevía a acercarse,
decían que por la noche se veían luces extrañas en sus ventanas rotas.
Una noche,
clara, una joven curiosa decidió investigar, entró en la mansión y recorrió sus
lugares oscuros. Al final encontró una puerta de hierro cerrada, al abrirla
descubrió un gran espejo en la pared. Al mirarse en él su reflejo no era suyo,
una figura oscura la observaba en su lugar.
De repente la
figura susurró: "te esperaba". Clara sintió que algo la atrapaba, y
antes de poder reaccionar, desapareció en el espejo dejando en su lugar el
silencio. Desde entonces, algunos dicen
que si miras el espejo, puedes ver su rostro pálido y desnutrido esperando ser
liberado.

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