Por Morena Potes y Jocelyn Rosales
Aradia y el 谩ngel Felix se conocieron a los 9 y 11 a帽os. Ella se encontraba jugando muy lejos de su hogar y muy cerca del lugar donde se divid铆an dos mundos de diferentes razas, en ese lugar hab铆a un precioso 谩rbol de cerezo frente a un hermoso lago, bajo ese precioso 谩rbol se encontraba 茅l, el 谩ngel Felix. Aradia se acerc贸 a hablarle y desde ah铆 no hubo un solo d铆a en el que no se vieran todas las tardes. Con el paso de los a帽os Aradia y Felix comenzaron a atraerse de una manera rom谩ntica, luego de un tiempo se confesaron su amor y comenzaron a ser novios. Aradia y Felix eran conscientes de que su amor era prohibido, ya que ella era un demonio y 茅l un 谩ngel, por esa raz贸n decidieron mantenerlo en secreto. Como todos los d铆as, Aradia y Felix se encontraron en el mismo 谩rbol para charlar y darse sus tantos besos. Lo que ella no sab铆a era que su padre hab铆a estado sospechando de sus salidas, por eso ese d铆a decidi贸 mandar a alguien para que la siguiera, enter谩ndose as铆 que su hija ten铆a un amor铆o con el hijo de su peor enemigo. La persona que el padre de Aradia hab铆a enviado a que la vigilar谩 se qued贸 toda la tarde vi茅ndolos ah铆, debajo del 谩rbol.
Felix miraba a Aradia con una sonrisa en su rostro mientras que su mano acariciaba su mejilla, ella le hablaba sobre todo lo que quer铆a hacer con 茅l.
Aradia: –Quisiera que esto no fuera un secreto, que pudi茅ramos salir tomados de las manos y no tener que vernos siempre a escondidas –coment贸 la joven mirando al chico a los ojos.
Felix: –Sabes que igual a m铆 me encantar铆a poder hacer todo eso y m谩s, pero es complicado –dijo con una expresi贸n algo triste en su rostro mientras a煤n acariciaba su mejilla, en seguida se acerc贸 a sus labios depositando un peque帽o y tierno beso en estos.
Aradia se sorprendi贸 y form贸 una sonrisa en su rostro.
Aradia: –Se hace tarde, ya debo irme a casa.
Aradia se levant贸 del suelo y de igual manera lo hizo el chico. Ella se acerc贸 a 茅l y dej贸 un beso en su mejilla, se di贸 la vuelta y comenz贸 a caminar alej谩ndose del chico. Felix se di贸 la vuelta y comenz贸 a caminar mientras sonre铆a.
Luego de un rato caminando Aradia ha hab铆a llevado a casa. Abri贸 la puerta y vio a su padre sentado en el sof谩, parec铆a que lo estaba esperando.
Aradia: –Sal铆 a leer un libro. Me ir茅 a mi cuarto ahora –dijo y comenz贸 a subir las escaleras para ir hacia su cuarto.
Padre: –Ven aqu铆, ¿no tienes algo que decirme? ¿c贸mo te atreves a salir con 茅l? –dijo el padre en un tono alto levant谩ndose de su asiento.
Al escuchar a su padre Aradia se sorprendi贸, pero sigui贸 caminando hacia su habitaci贸n sin emitir ninguna palabra, al llegar a esta cierra la puerta pero su padre lo impidi贸 poniendo la mano.
–Responde, ¿c贸mo te atreves?
–No tengo por qu茅 darte explicaciones de con qui茅n salgo, as铆 que no te metas. Ahora sal de mi cuarto.
–Te ordeno que termines esa relaci贸n, tienes prohibido salir con 茅l, ¿acaso no entiendes que son de distintas razas?
–Eso a ti no te import贸 cuando sal铆as con su madre, ¿est谩s dolido porque te dejo y se march贸 con otro? No soy tonta, padre, ya s茅 la historia, y s茅 las cosas horribles que hiciste por eso –respondi贸 Aradia con firmeza, su padre sorprendido por su respuesta alz贸 su mano y golpe贸 con algo de fuerza la mejilla de la contraria.
Aradia al sentir la bofetada de su padre llev贸 su mano a su mejilla.
–Ya no podr谩s verlo. Estar谩s castigada, as铆 que olv铆date de salir de esta casa, te quedar谩s encerrada en tu cuarto.
–Pero, padre. No puedes hacerme esto, en verdad lo amo, por favor –dijo Aradia mientras lo miraba, sus ojos se encontraban llenos de l谩grimas que comenzar铆an a caer por su mejilla. Su padre sin decir palabra alguna cerr贸 la puerta del cuarto de la chica poni茅ndole el seguro.
Aradia al ver que su padre le hab铆a trabado la puerta con llave se acerca a esta para empezar a golpear.
–Padre, abre por favor, no hagas esto. No es justo –dec铆a mientras lloraba, ahog谩ndose con sus propias l谩grimas, al ver que no hab铆a respuesta alguna se sent贸 en el suelo apoy谩ndose en la puerta sin dejar de llorar.
Y as铆 pasaron varios d铆as, su padre en ninguno dej贸 que saliera, incluso envi贸 a personas a vigilar la puerta, adem谩s orden贸 que taparan las ventanas para que no intentar谩 escapar.
Mientras tanto Felix iba todos los d铆as al mismo 谩rbol, esperando por su amada, ella nunca llegaba, y 茅l se sentaba solo debajo del 谩rbol empapando sus mejillas en l谩grimas, luego de un tiempo 茅l dej贸 de ir, se cans贸 de esperar...
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