Por
Ayala Oriana
Había una
mujer llamada Ana que se mudó a una casa, la misma era demasiado vieja, como si
estuviese abandonada. Ana no conocía a nadie, hasta que un día se cruzó a una
vecina, ella le dijo "en esa casa que está usted ahora, pasaron cosas
espeluznantes, a la noche se escuchaban llantos o gritos de bebés y chicos”. Ella
no le creía, pensaba que la vecina estaba loca, pasaron los días y las cosas no
estaban tan bien como cuando llegó.
Se empezó a
levantar por las noches por ruidos extraños que escuchaba, también escuchaba
pasos muy pero muy cerca de la cama cuando dormía.
Un día salió a
correr, cuando llegó a su casa vio a alguien alto por la ventana de su cuarto,
ahí se acordó las cosas que le contaba esa vecina medio rara, empezó a
sospechar que era verdad, a darse cuenta de más cosas y peores ruidos. Entonces
decidió llamar a la vecina para que le cuente todo lo que sabía de esa casa,
ella fue y le dijo que hace mucho tiempo vivía una familia, era una pareja, dos
bebés y un nene de 8 años. Hasta que un día vino un señor muy alto de más o
menos 54 o 55 años que prendió fuego la casa, se escuchaban gritos y llantos de
la familia, así que ahora todo aquel que viva en esa casa escuchará todas las
noches los gritos de la pareja pidiendo ayuda...

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