Había una vez un niño al que le gustaban mucho los barriletes, tanto que los coleccionaba. Hasta que un día sopló el viento muy fuerte. Como todo coleccionista de barrilete, el niño dijo: ¿Por qué no subir a la terraza a montarlo? Agarró el barrilete y se fue a la terraza e iba todo bien, hasta que decidió apoyarse en la reja de la terraza y se cayó del piso 10 del edificio con el barrilete y nadie lo había visto. Y de la nada se empezó a elevar y, por supuesto, su barrilete lo salvó, pero también se lo llevó hacia la montaña. En esa montaña habitaba un malvado hechicero, por lo cual el hechicero lo capturó a él junto a su barrilete. El hechicero quería matar al niño para hacer su poción porque claramente la sangre del niño estaba muy limpia y cuando el malvado hechicero estaba por matar al niño llegaron los padres ¿Y cómo llegaron los padres? Llegaron a través de un rastreador que tenía el barrilete. Y colorín colorado este cuento se ha terminado.
Imagen por María Lucrecia Serrat
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