Por Uma Roldán
Naiara siempre
había sentido una fascinación por las casas abandonadas. Le gustaba imaginar lo
que había pasado en su interior, qué secretos escondían sus paredes y qué
historias podrían contar sus muebles vacíos. Un día, mientras caminaba por el
barrio, vio una casa que parecía llamarla. La casa estaba en ruinas, con
ventanas rotas y una puerta que parecía moverse sola.
La casa estaba
vacía y Naiara decidió entrar. El silencio era absoluto, y cuando entró, sintió
mucho frío y empezó a temblar. La casa parecía muy espeluznante. Naiara decidió
salir, pero cuando volteó, la puerta se cerró. Empezó a intentar abrir la
puerta cada vez más nerviosa y asustada, pero no pudo. Empezó a gritar, y de
repente, se cayó al suelo. Desde muy lejos, se empezó a escuchar una canción
muy tenebrosa y siniestra, con notas que parecían susurros en la oscuridad.
Naiara se
levantó, toda sucia y mojada de tanto llorar, con el cabello despeinado y los
ojos hinchados. Empezó a recorrer cada habitación para ver de dónde venía la
música, pero cada puerta que abría parecía llevarla a un lugar más oscuro y más
aterrador. La canción parecía seguirla, aumentando de volumen con cada paso que
daba.
Finalmente,
vio una habitación con mucha luz al final del pasillo. Cuando entró, la música
cesó de repente, y Naiara se encontró de vuelta en la entrada de la casa, pero
esta vez la puerta estaba abierta. Naiara salió corriendo, sin mirar atrás, y
no paró hasta que llegó a su casa.
Se acordó que
tenía que entregar un cuento siniestro a su profesora, y decidió contar lo que
le había pasado en la casa vacía. Escribió todo con detalle, desde el momento
en que entró hasta que salió corriendo. Al día siguiente, cuando se lo entregó
a su profesora, esta lo leyó con atención y, al final, sonrió de manera macabra
y tenebrosa. La sonrisa heló la sangre de Naiara, y se preguntó si su profesora
había entendido realmente la historia.
... y Naiara
nunca volvió a hablar de lo que pasó en aquella casa, pero la sonrisa de su
profesora la persiguió por el resto de su vida.

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