Por Guadalupe Caballero
Una familia de
cinco integrantes se mudó a una casa grande con un patio enorme y una piscina.
Ellos llegaron y acomodaron todas sus cosas en el lugar donde pensaron que
quedarían bien. Todo el día estuvieron organizando, hasta que llegó la noche y
cada uno fue a su habitación.
En un momento,
el hijo mayor se levantó porque escuchó pasos en el pasillo. Abrió la puerta
silenciosamente hasta que vio a su madre caminando, salió y le habló para
preguntarle qué pasaba y la madre no reaccionaba. Fue la habitación de sus
padres para contarle a su padre lo que sucedía y vio a su madre acostada. Se
dio vuelta a mirar hacia el pasillo y su madre había desaparecido, él no lo
podía creer y pensó que era un sueño y se volvió a acostar, pero no se podía
dormir y eran las 3:30 am, pasaron unos minutos hasta que se durmió.
A la mañana
siguiente se levantó y encontró a su familia desayunando sin él, se sentó con
ellos y contó que a la medianoche se levantó su madre y pasaron cosas extrañas
y su madre dijo que en ningún momento se levantó, pero que escuchó pasos y
pensó que alguno de sus hermanos estaba yendo para el baño, entonces no le dio
mucha importancia y se durmió otra vez. De repente apareció un perro en la
cocina, los hermanos se miraron entre ellos y pensaron que era un regalo de los
padres, pero en realidad los padres y el hermano mayor no tenían ni la menor
idea del porqué ese perro había aparecido en la cocina.
Era un perro
grande de raza pastor alemán, los padres se levantaron de la mesa a fijarse por
toda la casa para ver por dónde había entrado. Los hijos menores estaban
jugando con el el hijo mayor llamado MatÍas. Matías miraba al perro y sentía
algo extraño hacia él. Los padres volvieron hacia la cocina y el padre dijo que
todas las puertas y ventanas estaban cerradas y era imposible que el perro haya
entrado a la casa. MatÍas preguntó qué iban a hacer con el perro, los
hermanitos querían que se quede, pero el padre dijo que seguramente era de
algún vecino de por ahí. Los hermanitos se pusieron tristes porque ellos
querían que se quede. Cuando Mati estaba por sacarlo, empezó a ladrar sin parar,
sin ninguna razón quería modelo, Matías se corrió hacia atrás y su padre se acercó
para sacarlo, el perro dejó de ladrar y entonces lo sacó rápidamente antes que
suceda algo peor.
Matías se fue
para su habitación, entró a su baño a lavarse las manos y acostarse. Agarró un
libro y empezó a leer tranquilamente, escuchó el auto de sus padres y miró
hacia la ventana y eran sus padres que se estaban yendo con sus hermanitos, se
le hacía raro porque siempre le avisaban cuando salían. Pasaron varios minutos,
después empezó a escuchar ruidos extraños y también un ruido fuerte. Se levantó
rápidamente, se asustó y fue directo al lugar donde se escuchó el ruido y bajó
las escaleras y se encontró con el perro que empezó a ladrar. Matías no sabía
qué hacer ni como reaccionar, el perro empezó a correr y él se desesperó y también
empezó a correr y entro rápidamente a su habitación. El perro empezó a ladrar
cada vez más fuerte y Matías le puso seguro a su puerta y sentía como alguien
la empujaba. Él tenía miedo porque estaba solo y el perro estaba del otro lado,
se corrió para atrás y la puerta cayó al piso y el perro se quedó mirándolo. El
perro fue y lo atacó y Matías se despertó del sueño, estaba todo transpirado y
asustado…
