Por Julieta Olivar
Había una vez un ratón al que le gustaba robar comida, aunque le costaba hacerlo. Y un día sintió un olor riquísimo que provenía de un castillo, entró y había una mesa con la comida de sus sueños. Comió y comió hasta llenarse, de pronto apareció un humano con una estructura rara en la cabeza y cuando vio la mesa gritó muy fuerte. El ratón había comido todo lo que preparó el chef del rey y salió corriendo como nunca había corrido, pero las puertas del palacio se cerraron (cuando entró estaban abiertas).
Al ratón lo capturaron en una jaulita pequeña y lo llevaron a la cocina para que prepare todo lo que se había comido aunque no sabía hacerlo. Así la rata iba a tener que pensarlo dos veces antes de robarle la comida a los demás. De todas formas, el chef del rey le preparó comida (comidita) privada para él solo y por supuesto que cocina rico. Pero para la rata es muy difícil aprender lo que las ratas no aprenden, así que una noche se escabulló para salir del castillo por una de las ventanas. Al día siguiente el rey estaba furioso y la rata estaba feliz con su vida de rata y robando por doquier.
Ilustración: Mureli